La creciente participación de China en los puertos de América Latina genera tanto oportunidades como riesgos en términos de seguridad y comercio.
El reciente informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de EE. UU. destaca la creciente presencia de empresas chinas en la infraestructura portuaria de América Latina y el Caribe. Actualmente, las compañías chinas han construido u operan 31 puertos activos en la región, un número significativamente mayor de lo que se estimaba previamente y que ha encendido alertas en Washington sobre los intereses estratégicos de China en la región.
Los casos más destacados: Kingston, Jamaica, y los puertos mexicanos de Manzanillo y Veracruz, claves para el comercio marítimo de carga con EE.UU., Asia y Europa. El informe plantea preocupaciones sobre soberanía, seguridad nacional, ciberseguridad y dependencia logística.
Esta expansión no se limita solo a la construcción; las empresas chinas también están involucradas en la operación y gestión de estos puertos, lo que les permite tener una influencia considerable en el comercio y la logística regional.
La creciente participación de empresas como China Harbour Engineering Company y COSCO Shipping en proyectos portuarios responde a una estrategia de expansión global que también incluye infraestructura ferroviaria, digital y energética bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Los puertos de Kingston (Jamaica) y Manzanillo (México) han recibido inversiones multimillonarias para modernización, dragado y expansión de terminales. Sin embargo, el CSIS advierte que estas operaciones también podrían tener implicaciones geopolíticas, especialmente si China logra acceso privilegiado a datos logísticos o de navegación.
La participación de China en la infraestructura portuaria puede traer consigo importantes beneficios económicos para los países de América Latina. La inversión en puertos modernos y eficientes puede mejorar la conectividad y reducir los costos de transporte, lo que a su vez puede aumentar la competitividad de las exportaciones regionales.
Sin embargo, también existen preocupaciones sobre la dependencia económica y el control que China podría ejercer sobre sectores estratégicos. Los países deben equilibrar la atracción de inversiones extranjeras con la protección de sus intereses económicos a largo plazo.
Dependencia tecnológica: muchos sistemas operativos portuarios están en manos de empresas extranjeras, lo que podría comprometer la autonomía operativa de los países en situaciones de conflicto o tensión diplomática.
Cambio de normativas o administración: la gestión por parte de empresas con intereses estratégicos distintos puede alterar reglas operativas, tarifas portuarias o tiempos logísticos sin previo aviso.
Inestabilidad geopolítica: el informe del CSIS advierte que la cercanía de estos puertos a Estados Unidos y su relevancia en rutas comerciales clave podrían representar un riesgo de seguridad nacional para Washington. China no solo obtendría presencia física en infraestructuras sensibles, sino también capacidad para monitorear o influir en el flujo global de mercancías, afectando incluso la estabilidad regional.
Estas condiciones hacen imprescindible que los exportadores, importadores y operadores logísticos cuenten con seguros especializados que contemplen interrupciones portuarias, demoras, bloqueos o disputas internacionales.
Modernización de infraestructura: la inversión extranjera ha permitido ampliar capacidad portuaria, mejorar acceso terrestre y agilizar procesos de carga/descarga, fortaleciendo la competitividad regional.
Acceso a nuevos mercados: el fortalecimiento de puertos estratégicos abre rutas más directas hacia Asia y mejora el potencial de transbordo y comercio internacional.
Mejora en la conectividad intermodal: estos puertos permiten integrar operaciones terrestres, marítimas y ferroviarias, optimizando la cadena logística de países sin litoral o con limitadas salidas marítimas.
La expansión de la infraestructura portuaria china en América Latina también implica desafíos y oportunidades para el sector asegurador. Las aseguradoras deben evaluar los riesgos asociados con la dependencia de infraestructura controlada por empresas extranjeras y adaptar sus productos y coberturas en consecuencia.
Es fundamental que las compañías de seguros ofrezcan soluciones flexibles y personalizadas que aborden los nuevos riesgos emergentes, como la seguridad cibernética, la continuidad de las operaciones y la posible interrupción del comercio.
Mirando hacia el futuro, es esencial que los países de América Latina y sus socios comerciales, incluidos Estados Unidos, trabajen juntos para gestionar los riesgos y maximizar los beneficios de la inversión china en infraestructura portuaria.
Las recomendaciones incluyen fortalecer la cooperación regional, implementar políticas de regulación y supervisión efectivas, y fomentar la transparencia en las inversiones extranjeras. De esta manera, se puede garantizar que el desarrollo portuario contribuya al crecimiento económico sostenible y la seguridad regional.